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En su conferencia de comienzo de las sesiones de trabajo del congreso, el arzobispo compostelano habló sobre “La peregrinación a Santiago como encuentro interreligioso y cultural”. En su ponencia aludió a la Plaza del Obradoiro como Atrio de los Gentiles, un espacio idóneo para el diálogo sobre la transcendencia.
“En la meta de la peregrinación jacobea”, dijo monseñor Barrio, “frente a la magnífica obra maestra de la cultura religiosa hispana, la catedral de Santiago de Compostela, se abre un gran atrio, la Plaza del Obradoiro, el lugar simbólico más adecuado para dar un nuevo impulso al encuentro respetuoso y amistoso entre personas de convicciones diferentes. … A imagen del templo de Salomón, la Plaza del Obradoiro debe ser el “Atrio de los Gentiles”, donde naturalmente tienen cabida los valores fundamentales del Evangelio, que no quitan nada a la actividad humana, sino que la sitúan en la dimensión que le corresponde, confiriéndole su significado auténtico”.
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“Santiago de Compostela”, afirmó el prelado santiagués,” como todos los demás lugares de peregrinación, no es, pues, fin en sí mismo, sino que actúa como umbral que da acceso a nuevas etapas de la vida a través del encuentro con el Señor de la mano del Apóstol Santiago. La peregrinación jacobea se emprende no para instalarse en una experiencia privilegiada, sino para dejarse cambiar de manera imprevisible y así retornar a la vida ordinaria con unas actitudes completamente nuevas, dispuestos a dar testimonio”.
Monseñor Barrio aseguró, además, que “el rito y el misterio de la peregrinación jacobea aparecen constantes a lo largo de la historia, independientemente de los cambios y avances culturales que se producen. La tradición cultural de la peregrinación a Santiago de Compostela, en cuanto símbolo histórico y religioso, sigue siendo en el tercer milenio un instrumento adecuado y útil, susceptible de expresar el sentido profundo de la existencia humana y, por ende, de la vida de fe cristiana”.