Dos parejas de hermanos, (Pedro
y su hermano Andrés, Santiago y su hermano Juan) socios y amigos, siguieron la llamada de Jesús “de inmediato” (Mc 1,
16-20), cuando estaban inmersos en el trabajo; abandonaron el negocio familiar -al
frente del cual continuaría Zebedeo y los jornaleros- y emprendieron la “aventura del Maestro de Galilea”.
De entre todos los discípulos
que le siguieron, Jesús instituyó un
grupo de DOCE: era una acción simbólica y profética; era el anuncio y la
realización básica del NUEVO ISRAEL,
representando la antigua estructura de las DOCE TRIBUS (Mt 19, 28).
La tradición nos ha conservado cuatro listas con los nombres de
los DOCE: Mt 10, 2-4; Mc 3, 16-19; Lc 6, 13-16; Hch 1, 13. Estas listas
fueron conservadas con sumo cuidado y precisión: en cada lista hay tres grupos
de cuatro nombres; cada cuarteto está presidido por los mismos Apóstoles:
Pedro, Felipe y Santiago el de Alfeo; en cada cuarteto se leen los mismos
nombres, aunque varíe el orden; PEDRO preside todas las listas y Judas
Iscariote ocupa siempre el último lugar.
Pues bien, el primer cuarteto
está compuesto por las dos parejas de hermanos. Nuestro SANTIAGO ocupa el segundo lugar después de Pedro (Mc 3, 16-19) o el
tercer lugar en las demás listas. Esto indica el papel relevante de SANTIAGO dentro de los discípulos de Jesús y
concretamente dentro de los DOCE: era el segundo o tercero de abordo y
pertenecía al grupo de piezas básicas de este grupo selecto
