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Vivió apasionadamente su vocación y caminó con los que caminaban hacía Dios

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Inma Tamayo

"Ayuda a aquel con quien caminas, para que llegues hasta Aquel con quien deseas quedarte para siempre"
 
Esta cita de un Sermón de San Agustín se reza el 3 de enero en el Oficio de Lecturas, dos días más tarde del fallecimiento de D. Jenaro. ¡Es exactamente lo que él encarnó en su ministerio sacerdotal! No sólo caminó entre peregrinos, eso fue la última etapa de su ministerio, caminó con cada una de las personas que se acercaron a él, especialmente en la confesión.

Cuando un sacerdote vive como un honor y un grato servicio aquello que le es propio, Dios mismo se abre camino a través de él y llega con mucha facilidad a cada uno de los que se le acercan.

 Es fácil escuchar cosas buenas de las personas una vez que éstas han fallecido, pero lo es menos en vida de éstas. De D. Jenaro fue fácil encontrarse con personas que agradecían su ministerio, personas que se habían encontrado con Dios gracias a él, que se habían sentido acogidos por Dios, amados por Dios, reconciliados con Dios. 

Podríamos escribir muchos datos biográficos de D. Jenaro, pero lo dicho es lo que le definió allí donde estuvo. Fue testigo del Amor de Dios, fiel en lo que se le encomendó, y misericordioso, los más cercanos a él saben que nadie que viniera a pedirle, cosa que sucedia bastante a menudo, se iba con las manos vacías.  

Vivió apasionadamente su vocación y caminó con los que caminaban hacía Dios. Ahora él ya ha llegado a la Meta y Santiago Apóstol le habrá sellado su credencial para recibir la Compostela de manos de su Dios.

Inma Tamayo
Oficina de Acogida al Peregrino

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