“Reunidos en familia aquí, al pie de nuestra catedral, al lado de la Tumba del Apóstol Santiago, meta de tantos y tan variados caminos, queremos compartir nuestro sentimiento solidario con todas las familias que han perdido a alguno de sus seres queridos en el accidente ferroviario, mostrar nuestras cercanía a todos los que aún siguen sufriendo las secuelas físicas o psicológicas de este desgraciado accidente y pedir a Dios, Padre Bueno, que haga partícipes de su gloria eterna a todos los que han llegado al término de su camino, en la forma y en el momento que menos lo esperaban”. Así se expresaba ayer el arcipreste del Xiro da Cidade, Manuel Pérez Villar, en la intensa vigilia de oración convocada en la Praza do Obradoiro por las parroquias de Santiago.
Vecinos de Angrois, con el párroco del Sar al frente, José Porto Buceta, peregrinaron a la Catedral. A este encuentro de oración no quiso faltar el arzobispo compostelano, monseñor Barrio, quien como un peregrino más se sumó a la Liturgia de la Palabra.
Silencio y oración, actitudes bien visibles en todos y cada uno de los asistentes. La luz encendida, a través de las velas quería ser un símbolo de la Luz de Cristo resucitado, auténtica esperanza para todos. Signos de luz en el misterio del dolor y de la muerte, como lo fueron cuantos ayudaron tras el terrible accidente ferroviario de la víspera del Apóstol Santiago.
Silencio y oración, actitudes bien visibles en todos y cada uno de los asistentes. La luz encendida, a través de las velas quería ser un símbolo de la Luz de Cristo resucitado, auténtica esperanza para todos. Signos de luz en el misterio del dolor y de la muerte, como lo fueron cuantos ayudaron tras el terrible accidente ferroviario de la víspera del Apóstol Santiago.
Fotos: Miguel Castaño
Publicado en: Pastoral Santiago