El Camino es caprichoso. Vienes a hacerlo y es él el que te
hace a ti. Nunca es el mismo camino y tú nunca vuelves igual a casa. Ya se
encarga Dios de hacerse presente, sobre todo en las personas y en los momentos
donde el dolor saca lo peor de nosotros. Siempre hay una voz amable, un
silencio, un paisaje, una palabra que te dice: ¡Ulteria! ¡Adelante! ¡Tú eres
más grande! ¡No estás solo!
Creo que ésta es parte de la experiencia que hemos tenido 33
jóvenes de entre 15 y 40 años, del grupo
de Jóvenes Reparadores, provenientes de Madrid, Murcia y Alicante.
¡Gracias! a todos los que nos habéis hecho más fácil el
Camino. ¡Gracias! a todos los peregrinos con lo que nos encontramos. ¡Gracias! a
Dios por hacerse el encontradizo.
Fco. Favier Luengo